con “Figaro”, un modello realizzato solo per il

mercato giapponese che citava tipici elementi

stilistici degli anni Cinquanta. A metà degli anni

Novanta ha fatto seguito la New Beetle VW,

creata originariamente solo per il mercato ame-

ricano, la quale doveva ricordare il Maggiolino

VW degli anni Sessanta decisamente poco con-

venzionale per i parametri americani. Nel 2001

ha esordito sul mercato la New Mini, poco prima

la BMW aveva acquistato il marchio Mini, rico-

struito con un nuovo motore l’auto, che dal 1959

aveva subito pochissime variazioni costruttive e

strutturali, e deciso di iniziare la produzione di

un modello del tutto nuovo, il cui design ripren-

deva i modelli precedenti, ma adattava propor-

zioni, equipaggiamenti e dettagli ad esigenze

superiori. Sull’evoluzione della Mini, il capo

designer Gert Hildebrandt afferma: “La pre-

messa? Niente che sia alla moda. Tutto ciò che

si realizza, deve sottostare alla funzionalità. La

Mini in effetti è un prodotto di moda, il cui

design però non può essere effimero.”

I classici dunque sono sempre a rischio, possono

stagnare, possono risultare in declino. In parti-

colare se la loro esistenza non suscita approva-

zione, ma distacco dalla realtà. Per quanto i clas-

sici necessitino di trasformazione, talvolta anche

di una messa in discussione radicale, linea per-

seguita da designer come Alessandro Mendini e

in tempi recenti Marten Baas e Martino Gamper

che li hanno incalzati con fuoco e sega. Così ora

TARA inscena con il bianco e il nero i colori

non concreti degli anni Sessanta, restituendoci

una nuova avanguardia e facendone risultare la

nostra evoluzione. —

La industria automovilística también ha descu-

bierto los potenciales de sus clásicos como base

para nuevas ideas y productos. Con el VW Golf,

en 1974 apareció un modelo novedoso sin clase,

cuyos modelos siguientes (con toda la innova-

ción técnica) recuerdan siempre al precedente.

El periodista Florian Illies (nacido en 1971) con-

virtió el reclamo publicitario de la “Generación

Golf ” en el título de un bestseller y en el sinó-

nimo de su generación, que vive del hedonismo

y las marcas. Muchos fabricantes de coches ale-

manes intentan conseguir que la herencia del

diseño actúe en los modelos siguientes. De este

modo, a mediados de los años 80, Mercedes-

Benz, con el director de diseño Bruno Sacco,

estableció una serie de normas que perseguía la

“homogeneidad vertical y horizontal”. Un nuevo

automóvil de la Clase S debe parecerse a sus

antecesores, pero al mismo tiempo debe armoni-

zar con las demás series de la marca. Los auto-

móviles ya tenían calidad de clásicos por su

durabilidad, lo que además se reforzó mediante

un principio de diseño evolutivo. Cuando en los

años 90 Mercedes comenzó una ofensiva de pro-

ductos, se orientó hacia el diseño más a corto

plazo; apenas había más posibilidades de co-

ordinar tan estrechamente como hasta entonces

el desarrollo de todos los vehículos. Además,

una vinculación demasiado estrecha con los

predecesores (así es como se percibía) habría

bloqueado los saltos evolutivos de la marca.

En el caso de los fabricantes de automóviles

asiáticos encontramos un principio de diseño

completamente diferente, como por ejemplo en

el Honda Civic, cuya primera generación apare-

ció en el año 1972. Ningún modelo siguiente

es igual al anterior. Cada vez se confronta al

comprador con un nuevo principio adecuado al

momento, no se persigue la similitud de las

diferentes generaciones de coches. De Japón

procede la idea de citar épocas históricas con el

diseño de un nuevo automóvil. En los años 80

empezó Nissan con el “Figaro”, un modelo que

se fabricó únicamente para el mercado japonés y

que citaba los elementos de estilísticos típicos de

los años 50. A mediados de los 90 siguió el VW

New Beetle, que – fabricado al principio sólo

para el mercado estadounidense – recordaba a

un escarabajo VW de los años 60 muy poco

convencional para el nivel americano. En el año

2001 se lanzó al mercado el New Mini; poco

antes BMW había comprado la marca Mini, y

construyó con un nuevo motor el coche que

desde 1959 sólo se había sometido a pequeñas

modificaciones de construcción y de diseño,

y decidió diseñar un modelo completamente

nuevo cuyo lenguaje recordara a su antecesor,

pero cuyas proporciones, equipamiento y deta-

lles estuvieran adaptados a las mayores exigen-

cias de los compradores. El director de diseño

Gert Hildebrandt comenta acerca de la evolu-

ción del Mini: “La premisa es: no sólo moderno.

Todo lo que se diseña debe estar sometido a

la funcionalidad. Aunque el Mini sea un pro-

ducto de moda, su diseño debe ser de larga

duración.”

Los clásicos siempre corren el riesgo de estan-

carse y aparecer como estáticos. De que su

presencia especial no exprese reconocimiento,

sino distanciamiento de la realidad. Por tanto,

los clásicos requieren transformación, de vez

en cuando incluso un desafío radical, tal como

lo han realizado diseñadores como Alessandro

Mendini y, recientemente, Marten Baas y

Martino Gamper, que los han combatido a capa

y espada. Así es como TARA pone en escena

ahora con el Blanco y el Negro los colores

abstractos de los años 60, descubriéndonos una

nueva vanguardia y dejándonos espacio para

resurgir. —

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